El presidente Joe Biden va detrás del expresidente Donald Trump en Pensilvania en medio de desafíos en estados clave, mientras que lidera en dos campos de batalla clave: Michigan y Wisconsin, según una nueva encuesta.
En la noche del 27 de junio, Biden y Trump se enfrentaron en el primer debate presidencial del ciclo electoral de 2024, que dejó a Estados Unidos en estado de shock.
Los analistas políticos atribuyeron la sorpresa no a las falsedades y ataques personales de este último, sino a su total incapacidad para comprender la situación.
El desempeño vacilante de Biden frente al principal candidato republicano en el debate podría potencialmente poner fin a su campaña a solo cuatro meses de las elecciones.
Desesperadamente, el actual presidente estadounidense ahora insta a los votantes a considerar su historial de logros de tres años y medio en el cargo en lugar de insistir en su debacle en el debate de 90 minutos.
En Michigan, Biden tiene el 48% de los votos frente al 43% de Trump, mientras que en Wisconsin, el hombre de 81 años lidera con el 47% de los votos frente al 44% de Trump.
Sin embargo, el demócrata está detrás de Trump en Pensilvania, un estado en el que Biden creció y en el que esperaba mucho apoyo. El republicano lidera allí con el 51% de los votos, mientras que Biden tiene el 44%.
Además, también está detrás en otros estados clave, como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte, pero la diferencia es pequeña y está dentro del margen de error de la encuesta.
Según la encuesta realizada por Bloomberg News entre el 1 y el 5 de julio, hay 4.902 votantes en los siete estados clave, con un margen de error de un punto porcentual.
Esta encuesta llega tras el pobre desempeño de Biden en el debate presidencial, que generó preocupaciones sobre su edad y su capacidad para servir como presidente durante otro mandato.
Aproximadamente la mitad de los encuestados dijeron que Trump ganó el debate, y solo el 13% creyó que Biden lo había ganado.
Según se informa, algunos demócratas están considerando instar a Biden a que se retire de la contienda. Sin embargo, el presidente ha declarado públicamente que sigue comprometido con presentarse a la reelección.
En declaraciones a la cadena ABC el viernes, Biden calificó su actuación en el debate como un «mal episodio» y añadió que no había preocupaciones serias sobre su salud. También mencionó que «la mayoría del Partido Demócrata todavía lo apoya».
Para consternación de todo Estados Unidos, el comandante en jefe subió tambaleándose al escenario del debate, murmurando, mascullando y desvaneciéndose frecuentemente como si estuviera en trance, durante el primer debate presidencial.
Entre una palabra y otra, permanecía encorvado y tranquilo, con la boca abierta de vez en cuando y los ojos oscilando entre la confusión y la claridad.
Incluso después de 90 minutos, parecía tener el mismo comportamiento que cuando entró, mientras su esposa lo escoltaba suavemente fuera del escenario, tomándole la mano.
Sin embargo, en los hogares de todo el país, este peor desempeño del presidente Biden desencadenó algunas preguntas existenciales serias.
El octogenario se convirtió, sin darse cuenta, en el símbolo de los parientes ancianos y a veces enfermos de muchas familias, mostrando cuán inherentemente frágil es la vida humana.
Para muchos estadounidenses, fue un retrato desgarrador de un hombre inmerso en el ocaso de su agitada vida.
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